Piel facial sensible – Comprendiendo sus causas y cómo protegerla

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Mientras que la piel sensible puede aparecer en cualquier lugar del cuerpo, lo más probable es que aparezca en la cara. Se manifiesta  cuando la función de la barrera natural de la piel está deteriorada, con la subsiguiente pérdida de agua y penetración de irritantes. Los síntomas aumentan por factores a los que la piel facial es la más expuesta, desde el sol hasta algunos componentes presentes en cosméticos y limpiadores.

Conocer a fondo las causas de la piel facial sensible y los factores que pueden empeorarla puede ayudar a reducir su impacto y atenuar sus apariciones.

Signos Y Síntomas

Cómo reconocer la piel facial sensible

La piel sana mantiene un equilibrio delicado, protegiendo frente a influencias externas y regulando al mismo tiempo los niveles de humedad. Una gran parte de estas actividades subyace a los procesos que se desarrollan en la capa córnea o estrato córneo de la piel, que se compone de células y lípidos. Estos lípidos son como la "argamasa" para los "ladrillos" celulares, proporcionando estabilidad y permeabilidad, regulando los líquidos y manteniendo la elasticidad y la firmeza.

La capa córnea (estrato córneo) constituye la capa más externa de la epidermis y protege al cuerpo frente a factores externos.
En la piel sana, la función de la barrera retiene humedad evitando la sequedad y la sensibilidad.

No obstante, su eficiencia depende de la actividad enzimática que a menudo está más debilitada en la piel sensible. Como consecuencia, la función de la barrera cutánea llega a deteriorarse, dando lugar a una pérdida transepidérmica de agua (PTEA) excesiva y facilitando la penetración de irritantes. Esto puede ser incluso más pronunciado en la piel facial, que no sólo es la más expuesta a factores como rayos UV, contaminantes y productos químicos, sino que es también donde la delgadez de la epidermis puede llegar a ser incluso de 0,02 mm, en comparación con un espesor promedio de 0,1 mm en otras partes del cuerpo.
Lea más acerca de la estructura de la piel.

Los síntomas de piel facial sensible pueden ser los siguientes:

  • Escamas, enrojecimiento, erupciones, hinchazón, descamación y aspereza.
  • Pueden acompañarse de sensaciones de picor, ardor, tirantez y pinchazos.

Estos síntomas pueden aparecer en cualquier lugar de la cara. Comparten similitudes con los que se presentan en otros procesos cutáneos, especialmente síntomas asociados al déficit de humedad.

La piel facial deshidratada se manifiesta en su superficie como líneas finas causadas por la sequedad y suele tener un aspecto mate. También se siente rígida e incómoda. Estos síntomas pueden tener su causa en una reducción del número de canales de distribución de la hidratación de la propia piel, conocidos como acuaporinas, que transfieren el agua entre las células de las capas epidérmicas más profundas. Cuando se reducen las acuaporinas, el balance natural de hidratación de la piel se ve alterado y su barrera protectora queda comprometida. El resultado es que resulta menos resistente a los agentes agresivos externos, como el clima seco y frío o las sustancias irritantes y puede volverse cada vez más sensible. Los ingredientes como glucoglicerol ayudan a reactivar las acuaporinas, rehidratan la piel de manera intensiva y muy duradera y apoyan su función de barrera natural.

La piel facial seca puede presentarse como enrojecimiento o incluso como desescamación, y ello se debe a la pérdida de los lípidos de superficie que forman una barrera natural, y de los factores naturales de hidratación (FNH) como la urea y el lactato, que reducen la pérdida de hidratación. Una vez que este balance se ve comprometido, se pierde humedad a través de la piel.

Las dos situaciones pueden dar lugar a que la piel se vuelva sensible a los irritantes.

Cuantos más componentes contiene un cosmético, tanto mayor será la posibilidad de presentar una reacción de sensibilidad.
Dado que la piel envejecida cursa con un deterioro de la función de la barrera, es propensa a la sensibilidad.

La piel facial reactiva, hipersensible es más corriente en mujeres que en hombres y puede guardar relación con procedimientos cosméticos y la edad. Aparece junto a un incremento de la pérdida transepidérmica de agua (PTEA). Los síntomas se manifiestan después de aplicar productos en la piel y pueden experimentarse de inmediato o percibirse horas o días más tarde. Entre ellos destacan sensaciones de pinchazos y ardor, que pueden acompañarse de enrojecimiento (eritema), descamación y pústulas. El uso de productos con muy pocos componentes bien tolerados es fundamental para reducir el impacto de este proceso.

La piel envejecida es también propensa a la sensibilidad, dado que el adelgazamiento de la epidermis y la reducción de la síntesis de lípidos puede dar lugar al deterioro de la función de la barrera. La declinación de los niveles de sustancias como el ácido hialurónico, que hidrata las capas cutáneas, y la coenzima Q10, que aporta energía a las células para mejorar su función regenerativa, exacerban seguidamente esta situación. El resultado es una combinación de finas líneas y arrugas con piel seca, enrojecida y picor.

La piel facial puede afectarse por alergias solares. Estas comparten algunos síntomas con la piel sensible, incluyendo enrojecimiento y picor, pero también se manifiestan en forma de bultos elevados, erupciones, ampollas y pústulas. Si bien la mayoría de las alergias solares, incluyendo las Fotodermatosis Polimorfas (EPL), están causadas por la radiación UV, los componentes de productos cosméticos también pueden ser un factor a tener en cuenta. Descubra más acerca de EPL y otras alergias solares o cómo afecta el sol a la piel.

Attention

Si está inseguro/a acerca del tipo de proceso cutáneo que presenta, nuestro test cutáneo online puede ayudarle. Dado que la piel sensible puede ser un síntoma de diversas enfermedades, en caso de que esté preocupado/a acerca de su proceso consulte con su médico o dermatólogo para obtener un diagnóstico y una recomendación.

Causas Y Desencadenantes

¿Qué propicia la sensibilidad de la piel facial?

Funciones protectoras de la piel

La piel tiene una multitud de sistemas en funcionamiento para asegurar que permanece sana. Una película hidrolipídica compuesta de agua, ácidos grasos y lípidos salvaguarda la superficie. Su pH es de 5 aproximadamente, es decir, ligeramente ácido, para proteger la piel frente a la invasión bacteriana y extremos alcalinos como, por ejemplo, el jabón. Neutraliza los agentes alcalinos por medio de sustancias tampón, que aseguran el restablecimiento y la estabilización del equilibrio.

La barrera física es la capa córnea o estrato córneo, donde los lípidos actúan como cemento llenando los espacios entre las células. Su permeabilidad propicia la regulación de la pérdida y la captación de líquidos y, en consecuencia, desempeñan un papel clave en proporcionar la humedad que hace que la piel se perciba suave y lisa. Esto también se consigue a través del desprendimiento cutáneo o descamación, que también es alentado y regulado por el proceso de regeneración natural de la piel.

Todos estos procesos dependen de la actividad enzimática. En la piel sensible, esta actividad puede llegar a inhibirse, deteriorando la función de la barrera natural y reduciendo la síntesis de lípidos. Como consecuencia, aumenta la pérdida de agua y se facilita que los irritantes penetren en la piel.
Una capa córnea estable y una película hidrolipídica intacta actúan conjuntamente para limitar la penetración de sustancias nocivas y la pérdida excesiva de agua.

Causas internas de la piel facial sensible

La piel de los bebés es delgada y su función de barrera está limitada.
Los cambios hormonales y el estrés pueden afectar a la resistencia cutánea.

Aunque la piel sensible puede aparecer en cualquier edad, es particularmente corriente en la lactancia y a medida que la piel envejece. La piel del bebé es alrededor de 1/5 el espesor de la piel adulta y posee una función de barrera limitada, lo que permite que sea muy sensible a influencias químicas, físicas y microbianas, así como a los rayos UV. Por otra parte, la función de la barrera de la piel adulta se debilita crecientemente a medida que avanza la edad, mientras los procesos metabólicos se atenúan. La piel envejecida adquiere gradualmente un déficit de lípidos, lo que propicia que se irrite más fácilmente por la acción de sustancias alcalinas como el jabón. Lea más acerca de la piel en edades diferentes.

Los cambios hormonales que tienen lugar en la pubertad, el ciclo menstrual, el embarazo y la menopausia, pueden afectar a la resistencia cutánea a los irritantes.

Los periodos prolongados de estrés y falta de sueño son desencadenantes conocidos de la piel sensible. A menudo se acompañan de nutrición deficiente y niveles de hidratación exiguos, situaciones ambas que pueden exacerbar la piel ya seca e irritada.

Las personas con alergias de tipo I tienen más probabilidad de experimentar sensibilidad cutánea, debido a la penetración de alérgenos como el polen a través de la piel.
Los procesos cutáneos faciales existentes, que varían desde la piel seca y deshidratada hasta el eccema atópico y el acné, pueden dar lugar a que la piel se vuelva sensible a irritantes, como colorantes, perfumes y alcohol.

Causas externas de la piel facial sensible

La piel facial está expuesta a todos los climas, y casi cualquier estación trae consigo factores que pueden desencadenar la sensibilidad.

El clima frío puede dañar la película hidrolipídica de la piel y, en consecuencia, desencadenar sensibilidad.
La contaminación genera radicales libres que debilitan las defensas naturales de la piel.

El frío excesivo reduce las secreciones que mantienen la película hidrolipídica, mientras el calor estimula la sudoración, que después se evapora provocando la desecación de la piel y una mayor propensión a la irritación. La baja humedad ambiental habitual en los aviones comerciales, que a menudo tiene su causa en la calefacción central, deshidrata la piel y puede disparar la sensibilidad.

La radiación UV, el ozono y los contaminantes medioambientales tienen todos ellos una capacidad demostrada para colocar la piel en situación de estrés ya que crean radicales libres y debilitan sus defensas naturales. En particular, la exposición prolongada al sol puede causar una desecación de la piel así como su irritación. Más información sobre los factores con influencia en la piel.
 
Los ingredientes que se añaden a los productos de cuidado de la piel y a los cosméticos pueden ser la causa de que la piel de la cara se sensibilice. Algunos, como los humectantes convencionales que eliminan la suciedad, pueden eliminar también lípidos de superficie. Otros, como los ingredientes de las fragancias, algunos colorantes o el alcohol pueden, en algunos casos, ser irritantes para la piel que es propensa a presentar sensibilidad, y en algunos casos pueden originar una reacción alérgica. Más información sobre factores con influencia en la piel.

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